jueves, junio 28, 2012

Sobre una tierra ardiente, de Der Níster



Segundo libro de este autor, Der Níster (o sea, “El Oculto”, pseudónimo del escritor Pinjas Kahanovich), que publican en Libros del Silencio. En espera de lectura aún tengo La familia Máshber. Sobre una tierra ardiente reúne siete relatos inspirados en hechos reales, que transcurren entre 1942 y 1946. Der Níster era judío y su familia sufrió la violencia del nazismo y sus historias versan sobre hombres y mujeres a los que detienen, humillan, torturan y ejecutan los nazis. En las primeras páginas siempre se nos ofrece un retrato completo de los personajes en cuestión, sean judíos o alemanes afiliados al poder, y en la segunda mitad de cada relato el autor nos muestra el momento en que se cruzan, y en que las vidas de los primeros cambian.

Los que más me han gustado son aquellos que llevan como subtítulo “Acerca de un caso en la Polonia actualmente ocupada”, especialmente los tres primeros, “Heshl Ánsheles”, “El abuelo y su nieto” y “Meyer Landshaft”. Es notable la habilidad de Kahanovich para introducirnos poco a poco en el clima de la historia para luego, una vez nos hemos familiarizado con los personajes, dar el toque maestro en las acciones brutales de los soldados y oficiales de las SS. Un fragmento del primero:

El oficial, al llegar abajo, señaló a Heshl el equipaje. Eran dos maletas: una más grande y más pesada y la otra más ligera. Heshl se agachó y quiso levantar una en cada mano, pero en ese instante el oficial le ordenó:
-¡No! Esta –dijo señalando la maleta más pesada– con las manos, y la otra, la más ligera, con los dientes.
-¿Cómo? –exclamó Heshl, ya algo aturdido desde antes, y más todavía ahora al oír las últimas palabras, mirando al oficial sin comprender lo que quería decir y pensando que no había oído bien.
-Sí, judío... Esa con los dientes.
Por un momento, todos los que estaban allí se quedaron paralizados. El padre quiso enseguida moverse del lugar donde estaba y postrarse a los pies del oficial para rogarle que retirara su orden. Shamai quiso, al parecer, hacer lo mismo, y también la criada. Pero el oficial soltó entonces un rugido que se dirigía a Heshl: «¡Más deprisa, más deprisa!», tan fuerte que todos entendieron de inmediato que ninguna súplica ni ninguna postración servirían de nada; en adelante, cualquiera con ojos en la cara capaz de mirar lo que iba a suceder a continuación, que lo mirase, y quien no estuviera en condiciones de hacerlo, que girase la cabeza y mirase hacia otro lado.


[Traducción de Rhoda Henelde y Jacob Abecasis]