miércoles, abril 27, 2016

Repudiados, de Osamu Dazai


En "Cerezas", el último relato de este libro, dice el narrador: Ya no tenía ganas de trabajar. Lo único que quería era suicidarme, por lo que acudí directamente a un bar.

No conozco muchos autores que se hayan autodestruido tanto en el papel (y en la vida real, pues además del alcoholismo y las depresiones, Osamu Dazai logró matarse tras varios intentos fallidos). En sus obras, este escritor japonés siempre se hace daño, se acusa a sí mismo, se convierte en una especie de mártir a quien su propio dedo señala los errores que comete, las faltas de su personalidad, las taras de su conducta.

De los 9 estupendos relatos que reúne Repudiados, me quedaría con estos tres, si tuviera que elegir: "Repudiados", "En memoria de Zenzō" y "Cerezas".

En el primero de esos relatos nos cuenta la historia de cómo una pareja decide suicidarse, y los preparativos acordes con la decisión: comprar barbitúricos, viajar a la región elegida…

En el segundo, el autor acepta una invitación para juntarse con varios artistas en su tierra de origen; pese a su reticencia y a su misantropía acepta acudir al evento y codearse con los artistas de su ciudad. Pero se siente incómodo, fuera de lugar, dice que incluso su familia no quiere leer sus novelas, y se siente repudiado de una manera que comprendemos perfectamente quienes, metidos en tareas relacionadas con las letras, hemos emigrado a otras ciudades y sabemos que nadie es profeta en su tierra, etcétera. Es uno de los textos donde Osamu Dazai más se ataca a sí mismo. Me pareció bastante demoledor.

En "Cerezas", el tercero de los citados, habla de su entorno doméstico, familiar, utilizando alternativamente la primera y la tercera persona del singular, estrategia con la que logra verse a sí mismo desde fuera y desde dentro.

Admiro la fluidez de Osamu Dazai para contarnos cosas, y hacerlo en un estilo sencillo, más o menos como el que utilizaría un colega que nos contara confidencias en una taberna, a media voz. Aquí van unos fragmentos; se indica debajo la procedencia:

Soy un ser desastroso que ha recibido muchísimos golpes a lo largo de su vida. Pensé que quizá todo aquello fuese una broma de mal gusto en la que fingían que me consideraban famoso. La idea de que en aquel preciso instante pudiese haber muchísima gente riéndose de mí, apuntándome con el dedo y sacándome la lengua, me causó una gran turbación- estaba convencido de que ni una sola persona de mi pueblo había leído alguna de mis obras. Y, en el caso de que alguien lo hubiese hecho, seguramente habría leído solo las partes en las que el protagonista hacía algo desastroso, riéndose de la lástima que le producía y contándoselo luego a los demás entre carcajadas, burlándose de mí y tratándome como a la vergüenza del pueblo. De hecho, la última vez que vi a mi hermano mayor, hace cuatro años, me dijo que dejase de mandarles mis novelas a casa.
[De "En memoria de Zenzō]

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Soy un imbécil que nunca sabe portarse como es debido. Y todo por culpa del ambiente de mi tierra. Siempre que logro introducirme en ella, de la manera que sea, siento como si me quedase sin fuerzas, me pongo caprichoso y pierdo el control. Incluso me sorprendo a mí mismo de lo maleducado que puedo llegar a ser. Mi capacidad para controlar la situación se derrumba y termina desapareciendo. El corazón empieza a latirme violentamente, lo cual es muy desagradable, y siento como si se me aflojasen los tornillos, hasta que llego a un punto en el que me es del todo imposible mantener una actitud recta.
[De "En memoria de Zenzō]

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Empleo todas mis fuerzas en crear un ambiente divertido y agradable, a pesar de que por dentro sienta el corazón destrozado y un terrible dolor en el cuerpo. Por eso, cada vez que me despido de la persona con la que estoy, noto como si estuviese a punto de desmayarme. Entonces es cuando comienzo a pensar en el dinero, en la moral y en suicidarme. Bueno, en realidad es algo que también me ocurre cuando escribo. Cuando más triste estoy, más me esfuerzo por crear historias divertidas. Si lo hago es porque pienso que agradarán a los demás, pero lo cierto es que no se dan cuenta y siempre terminan criticándome por ello.
[De "Cerezas"]

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La vida es algo muy complicado. Nos encadenamos a multitud de personas y obligaciones, y, cada vez que intentamos salirnos un poco de lo establecido, todo sangra.
[De "Cerezas"]


[Sajalín Editores. Traducción de Ryoko Shiba y Juan Fandiño]