miércoles, agosto 06, 2014

Amanece, que no es poco, de José Luis Cuerda


Primeras páginas: aquí.
Dos fragmentos:

VARELA (A Bruno): ¿Me vas a dejar a mí leer la novela?

BRUNO (Cortante, sin mirarlo): No. No te voy a dejar.

Valera se entristece. Los jóvenes estudiantes de la Universidad de Eaton miran con mucha atención.

BRUNO (Después de una pausa; a Varela): ¿Eres tú intelectual? ¿Eh?

VARELA: No, pero…

BRUNO (Sin dejarle hablar): Pues, entonces. ¿Para qué te la voy a dejar? ¿Para que la leas mal y me la jodas?

VARELA: A la novela no le va a pasar nada porque yo…

BRUNO (Interrumpiéndolo): ¡Que te lo has creído! ¡Será la primera novela que se jode por leerla mal!

VARELA: Yo no había oído nunca que…

BRUNO (Interrumpiéndolo una vez más): Porque no eres un intelectual.

**

GUTIÉRREZ (A Bruno, admonitorio): Le dije a usted, cuando me pidió permiso para ejercer de escritor en el pueblo, que era mejor que hiciese lo que hacen los otros sudamericanos, que unos días levitan y, otros, huelen bien. Son cosas vistosas, no hacen mal a nadie y llaman la atención lo justo, sin armar escándalo. Pero parece que a usted lo que le gustan, precisamente, son los escándalos y las extravagancias. De entrada, se casó con la Padington, que había estado casada otras tres veces, cuando había muchas que no se habían casado ninguna y que usted podía haber elegido. Después, se compró un sombrero espantoso y anduvo con él todo el invierno. Un sombrero que no nos gustaba a nadie. Lo tengo yo hablado con todo el pueblo. Pregunte por ahí, si quiere. A nadie nos gustaba aquel sombrero. Y, ahora, para rematar, me dicen estos amigos que ha escrito usted Luz de agosto, la novela de Faulkner. De William Faulkner.


[Pepitas de Calabaza]