viernes, abril 30, 2010

El arte de agarrarse, de Cristina Morano



SEÑORAS


Por las mañanas acostumbro
a pasar por la cafetería,
me tomo dos cafés –uno contra mi espalda–
entre las limpiadoras que se duermen
sobre su propio desayuno.

Al otro lado de la barra
conversan las señoras,
las dueñas de las tiendas de mi barrio;
se llaman por teléfono,
son admiradas por ejecutivos,
hacen planes para pintarse las uñas.
Sus ojos no contienen desamparo,
sus cerebros no se deshacen
enhebrando palabras, ni átomos, ni perlas.
Las sigo y compro el Marie Claire,
las imito, finjo que soy respetable
en la cola del supermercado.

Veintisiete. CANDY

Candy había aprendido muchas lecciones a lo largo de su vida, la más importante de ellas llegó cuando estuvo con un contratista de pintura que siempre llevaba un maletín lleno de dinero y cuando la conoció la llevó a un hotel absolutamente maravilloso de Broadway y sacó un látigo de piel de toro y unos palitos hechos de esa madera que llaman sauce llorón y sacó la cocaína y cada vez que se metía una raya quería que Candy le diera latigazos en el culo hasta que brotara la sangre y luego que le diera latigazos en la espalda, y más latigazos, y más latigazos hasta que Candy dijo bueno tengo que irme y el fulano dijo espera un momento y le dio más dinero y ella le estuvo dando latigazos otros cuarenta y cinco minutos y luego ella dijo bueno de verdad que tengo que irme y él le dio más dinero y luego a Candy se le hizo la luz: para conseguir más dinero sólo tenía que amenazar con irse, hacerse inalcanzable y por tanto perfecta como Gloria, y entonces brilló con la luz de algo maravilloso que se acaba y pudo fácilmente conseguir la perfección y no hacían más que pagarle.
Candy también había aprendido a no meter prisa a la gente, porque si se le trataba a un cliente con respeto entonces podía volver.

William T. Vollmann, Para Gloria

Trailer de Get Low


Robert Duvall, Bill Murray y Sissy Spacek. Trailer: aquí.

Cartel de Aftershock


Próximamente: €®O$. La superproducción de los afectos



El nuevo libro de Eloy Fernández Porta, que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo. Copio y pego la ficha de la editorial:

€®O$ es un discurso creativo sobre el amor, es decir, sobre las corporaciones que lo producen, las imágenes que lo anuncian y los medios que lo transfieren. Su escenario es el Mercado Afectivo. En ese lugar, que es el nuestro, las pasiones no son ya una expresión de la vida interior, sino una negociación con los instrumentos digitales, informativos y financieros que generan la identidad hiperconectiva actual. Su perspectiva es la sociología de las relaciones personales, pero no les sorprenda encontrar también un arsenal de sátiras, poemas, canciones y un relato de crítica-ficción que, situado en el año 2040, imagina el glorioso derrumbe del Mercado, y lo que habrá de ocurrir después.

€®O$ son diez teletextos que describen un punto de ignición: allí donde la sensibilidad se encuentra con el espectáculo. El reality show se convierte en el espacio para la fraternidad. Chuck Palahniuk descubre la ternura del porno. El Adulterio tiene su Ministerio en la red. Paris Hilton halla en un casting la amistad verdadera. La industria musical entona la balada más triste. Los hermanos Coen inventan la estética del divorcio. Decididamente, el Ars Amandi de hoy lo cantan los Magnetic Fields. No es de extrañar que la energía y el humor de esas modernas epifanías recorran también el estilo del libro.

€®O$ es asimismo la narración en directo de una batalla: la lucha por la legitimidad de las emociones. Una teoría de las emociones en el capitalismo debía incorporar un examen del poder: el que se ejerce por medio de estructuras del sentir, reglas de la expresividad, transmisiones y retransmisiones de estados de ánimo, que modulan al sujeto para construir un código emocional reconocible. Este asunto lo aborda de manera tan concienzuda como atenta: expone las ambigüedades de la ruptura de pareja y el factor político de la nostalgia, sin olvidar que los sentimientos lujosos se convierten en vulgares y que un día usted cogió una raqueta e hizo karaoke en su casa. Normativas libidinales, catálogos de ex, literaturas instructivas y pantallas latentes: nada tendría de extraño que la próxima vez que usted lea la palabra «eros» eche en falta los signos del euro, la marca y el dólar.

Asomándome al hueco del ascensor

Así.
Como cuando paseas por la cocina
y no sabes si comerte una pera o beberte una coca cola.
Abres el armario, abres la nevera, abres el microondas,
buscas no sabes qué.
Así.
Como cuando te sientas y te levantas
colocas el sofá y mulles el cojín
y abres el libro,
y miras letras, analfabeto y lerdo.
Así.
Como cuando cierras los ojos,
y decides dormirte
pero los abres
y miras las rendijas de la persiana
por donde se cuela un hilo frío, luz de farola,
que describe lo cercano del techo.
Así.
Como cuando sales de casa
y sabes que algo se te olvida
y esa sensación te persigue
como un bicho en el hombro
hasta que se te olvida
que algo se te ha olvidado
pero queda un zumbido
cerca de las pestañas.
Así.
Como cuando estás en un bar,
rodeado de amigos,
y de pronto te alejas,
te subes por encima de las sillas
y observas sus figuras
y todo alrededor es ruido y desconsuelo
y no sabes si vas a vomitar
o a llenarte de lágrimas
porque todo es muy triste y te da asco.
Así.
Como cuando tienes un hijo,
lo acabas de parir,
lo ves sobre tu tripa,
indefenso y helado,
y no es como creías,
y notas tu barriga,
que se va desinflando
como si no sirviera para nada.
Así.
Como cuando llueve
y acabas de limpiarte los cristales.


Inma Luna, La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger

Mañana, en Ginebra


Poedanza: Carlos Salem & Sara Martínez.

171

Otro extracto de la entrevista con Mickey Rourke: “Es duro vivir en Los Ángeles sabiendo que tu carrera se ha acabado. Es mejor apretar un botón y desaparecer. Lo intenté, pero no sucedió. Si decides continuar, tienes que trabajar duro y pensar que vas a salir adelante. Si no, mejor meterte una pistola en la boca y volarte la puta cabeza”.

jueves, abril 29, 2010

Portada de El Tejedor en... Madrid



Selección e introducción de David González.

Autores: Alberto García-Teresa, Ana Pérez Cañamares, Ángel Petisme, Bárbara Butragueño, Carlos Salem, Déborah Vukušić, Estelle Talavera Baudet, Gsús Bonilla, Isabel García Mellado, Javier Das, José Ángel Barrueco, Mada Alderete Vincent, Marta Noviembre, Paolo Álvarez Correyero, Pepe Ramos.

Editorial L.U.P.I. Próximamente.

El amor es un perro del infierno. Poemas 1974 – 1977, de Charles Bukowski



los mansos han heredado


si sufro con esta
máquina de escribir
¡pensad cómo me sentiría
entre recolectores
de lechuga en Salinas!

pienso en los hombres
que he conocido en
fábricas
sin ninguna
escapatoria –
asfixiándose mientras viven
asfixiándose mientras ríen
con Bob Hope o Lucille
Ball mientras
2 ó 3 niños tiran
pelotas de tenis contra
las paredes.

hay suicidios que nunca quedan
registrados.


[Traducción de Ciro Arbós]

Otro cartel de Inception


La manera de recogerse el pelo

Para Adriana Torres y la familia Ruiz-Funes



“La contabilidad macabra se refiere también a los despojos
anatómicos o suntuarios de los sacrificados, aprovechados
con fines crematísticos. Se utilizaron las
cabelleras de treinta y dos mil mujeres para telas de butacas.
Se vendieron las aplicaciones dentarias de oro. Se
enajenaron los trajes de cien mil niños. Según balance
de 3 de febrero de 1943, el campo tenía una reserva de
178 millones de reichmarks.”
Extracto del libro de contabilidad del campo de Auschwitz,
citado por Mariano Ruiz-Funes
(ministro de Justicia con Azaña), en sus artículos de los
años 50, en el exilio.
.
“No parece haber esencia en la manera de recogerse el pelo.”
Concha García
.

Iré a cortarme el pelo pronto
porque me llega por la cintura
y estoy cansada ya de cepillarlo,
lavarlo, darle brillo; total, para llevarlo
recogido o metido en un sombrero.
Mi madre lo verá y muy enfadada
lamentará mi pelo perdido, lacio y negro,
“así se lo cortaban a las pobres
reclusas en la guerra”, decían las abuelas.
Se lo cortaban por los piojos
y las melenas sanas las vendían
para hacer tela o trenzas para las Dolorosas;
y esto se repite en todos
los campos de concentración del mundo,
prisiones, sanatorios, en Auschwitz y en Polonia.

Es tan fácil cortar unos cabellos,
tan sencillo, hasta el aire los levanta
sin esfuerzo, la mínima tensión
los encanece.
Me he sentado
en la peluquería unos minutos
y sólo ha sido un baile de chasquidos,
un leve contoneo alrededor
de mi cabeza y ya soy otra.
.
¿Lo hicieron de igual modo entre los nazis?,
¿utilizaban un recogedor
para barrer el pelo o trasladaban
con mimo las oscuras madejas a los cestos
que luego eran vendidos
a tejedores y mueblistas?,
¿lo llevaban peinado y liso en trenzas
o enmarañado como burda lana?,
¿y a cuánto se vendía?
.
Estaban tales cuentas en los libros del campo,
la contabilidad macabra de los sacrificados.
Quizás todos nosotros debiéramos leerlos
conocer esos números antes que los discursos,
saber que allí la muerte no fue sólo una infamia
sino también un rédito y un método,
que no sufría el presupuesto
de la nación por cámaras, ni por desplazamientos,
pues eran de valor las cabelleras,
la manera de recogerse el pelo
las mujeres, rapadas, de pie frente a los gases.

Y estaban nuestros nombres en las listas.
.

Cristina Morano, La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger

El resplandor


Este mes nos recuerdan en Fotogramas que la película de Kubrick cumple 30 años. Es el filme de terror que más pesadillas me deparó cuando era niño. Pese a sus (por entonces) malas críticas, me sigue pareciendo el largometraje más terrorífico de la historia (seguido, probablemente, de El exorcista y La profecía).

170

Extracto de la entrevista del diario Público (27/04/10) en la que le preguntan a Mickey Rourke cuál fue su problema en el pasado, es decir, por qué tiró su vida y su carrera por tierra: “Hay mucho gilipollas en este negocio. En aquel tiempo, no me gustaba recibir órdenes y no pude controlar la situación. El error fue esperar a que llegase el guión mágico. Me gasté el dinero en una mansión, coches y un barco. Un día llegó el momento de volver a trabajar para pagarlo todo y escogí proyectos por el dinero. Fueron un fracaso, y pasé de vivir en una casa enorme a hacerlo en un cubo de basura. Ahora vivo con menos lujos y conduzco un coche más pequeño, así puedo escoger los papeles en los que creo”. Son las palabras de un perdedor que supo asumir la derrota.

miércoles, abril 28, 2010

El imitador de voces, de Thomas Bernhard



Alianza reedita este libro de miniaturas deliciosas de Thomas Bernhard. Semblanzas, casos judiciales que conoce y comenta, análisis de noticias curiosas leídas en el periódico, pequeñas anécdotas que le sucedieron en sus viajes, historias sobre sus familiares y cuentos brevísimos en los que demuestra que, en distancias cortas (como suele decirse), Bernhard también era un maestro. En algunas de estas piezas el autor no desperdicia la ocasión de criticar a su patria y a la sociedad. Cuelgo una de ellas a continuación y, en los próximos días, copiaré un par más:

EL CONCIERTO DE MÁS ÉXITO

Una, así llamada,
Asociación de música de cámara, conocida por tocar sólo música antigua en instrumentos antiguos originales, y que sólo incluye en su programa a Rossini, Frescobaldi, Vivaldi y Pergolesi, tocó en un viejo castillo del Attersee y tuvo el mayor éxito de su vida. Los aplausos no terminaron hasta que a la Asociación de música de cámara no le quedó una sola propina en el programa. Sólo al día siguiente supieron los músicos que habían tocado en un establecimiento para sordomudos.
.
.
[Traducción de Miguel Sáenz]

Mañana, en Oviedo


Mesa redonda: "Publicar no es lo que era: El futuro de las editoriales independientes". Participantes: David González y Pepo Paz. Moderadores: Julio Rodríguez y Rubén Rodríguez. A las 20:00 horas en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo.

Creatura nº 51. Especial Cine



Un número para disfrutar con listas, cuestionarios, curiosidades, viñetas, biopics e historias relacionadas con el cine. Además, incluye un texto de Gsús Bonilla previo al Destroyer. Fanzine gratuito. Cortesía, claro, del Kebran.

Mañana, en Madrid






Lecturas y presentaciones de Carmen Garrido (en el Café Libertad 8), Ángel Petisme (en la Fundación Ateneo Cultural de CC.OO.) y Kike Turrón & Santiago Méndez (en la Sala La Pequeña Bety).

La guerra de los mundos


Extrañísimo cartel, que nos recuerda a algún insecto, de una película que siempre me aterrorizó en la infancia.

169

En estos meses el trabajo más duro que he afrontado es conseguir que no me atrape la depresión.

En esta ciudad de líneas rotas

En esta ciudad de líneas rotas
de casas ocupadas por el polvo
de caretas de asesinos
de ilustres ladrones
no sé qué hacer con el tiempo
que se vuelve cáscara
que se vuelve contenedor de papeles reciclados

el mundo me da miedo
y a veces no distingo amigos de enemigos
y me encierro en mi casa
levanto un muro de libros y cuerpos
de incienso y lejías
miro la calle y me amenazan las sirenas
aunque sé que solo soy culpable
de pensamiento y palabra


Ana Pérez Cañamares, La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger

Dos carteles de Copie Conforme




La nueva película de Abbas Kiarostami. Con Juliette Binoche.

Hoy, en Madrid




A las 8 de la tarde, presentación del último libro de Marta Sanz: el doble poemario Perra mentirosa / Hardcore (Bartleby Editores). La cita, con canapés y bebidas al final del acto, contará con la presencia de Carlos Pardo y Manuel Rico, además de la de la autora, y tendrá lugar en La Buena Vida - Café del Libro (Vergara, 10 - Metro Ópera).

martes, abril 27, 2010

Fantastic Mr. Fox



Un zorro de cualidades fantásticas que ha cambiado su antiguo oficio (ladrón de gallinas) por otro, se supone, más respetable (columnista de un periódico). Y que tiene la voz amable de George Clooney. Su mujer, que está dotadísima para la cocina y la pintura, y a la que dobla Meryl Streep. El hijo de ambos, celoso de los méritos de su primo, obsesionado con ser un atleta y emular a su padre, un hijo que se viste como un superhéroe y gruñe y escupe y maldice cada vez que sus progenitores le dicen que es “diferente”. Un primo que sabe seducir, practicar yoga y artes marciales y alcanzar cada meta que se proponga. Tres granjas cuyos animales y reservas de sidra se propone robar Mr. Fox, con ayuda de una zarigüeya a la que a veces dan shocks. Tres granjeros: un tipo agrio que sólo se alimenta de sidra, un hombre descomunal que come varios pollos al día y un enanillo que come bollos rellenos de carne de pavo. Una rata con jersey a rayas que usa navaja y habla como Willem Dafoe y se mueve a los sones de una guitarra de western. Canciones de Beach Boys, Jarvis Cocker y The Rolling Stones. Un mundo acelerado que resulta más próximo a las locuras de Wallace & Gromit que a Walt Disney.











La última película de Wes Anderson (para quien no lo recuerde: director de Bottle Rocket, Academia Rushmore, Los Tenenbaums, The Life Aquatic y Viaje a Darjeeling) adapta el universo de Roald Dahl sin olvidar las señas de identidad propias de su cine: entorno familiar en crisis, padres e hijos problemáticos, amigos o parientes lejanos con rasgos de genialidad, una estructura episódica a la manera de un libro, un montaje en el que no faltan el ritmo, el pop y los colores fuertes, un humor fino y toneladas de ingenio en cada secuencia y casi en cada plano. Una maravilla absoluta y, sin duda, una de sus mejores películas. Imprescindible en VOS.

Carta desde el invierno, de Héctor Castilla



En Portsmouth, las palabras
parecen peces muertos
derivando hacia una playa extinta.

Sentado en sus costas de piedra,
ahora en que todo lo que creíamos
es un fracaso,
contemplo el silencio como la única opción
que nos deja el invierno.

Asusta haber visto la vida
sosteniéndose llena de cicatrices;

el sexo bajo un témpano de miedo;

el amor ocultándose en las estatuas;

y la libertad como unas cuantas letras
en un orden erróneo.

Cartel de Get Him to the Greek


Co-ordenadas

Las cosas no han cambiado:

sigo fumando veintitrés cigarrillos al día
en veinticuatro horas de humo;

dos almohadas para leer a Bukowski,
cinco poesías antes de dormir;

no he superado el miedo a las alturas,
fiel a tu fobia a mis aires de grandeza;

mantengo mi coloquio diario con los posos del café
en el bar de mi esquina;

me gusta amanecer con el pie izquierdo
para tropezar con el derecho;

sigo apostando a caballo regalado
aun a riesgo de perder mis dientes;

he aprendido menos lecciones que canciones,
pero sigo desafinando en la ducha;

conservo un par de faltas de ortografía
para romper el hielo;

no me quemo con las mentiras
me he hecho aficionada a los cuentos;

y,

lo que es más importante

todavía me gusta emigrar a tu sur
cuando pierdo el norte.


Ester García Camps, La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger

Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón


Un cartel ya clásico con la estética del cómic. Almodóvar y su tropa levantaron cierta polémica a su llegada al estreno en Zamora. Pero eso ya lo cuento en el libro.

lunes, abril 26, 2010

Alan Sillitoe (1928 - 2010)



Ha muerto Alan Sillitoe, de quien hace años leí los relatos de La soledad del corredor de fondo. Como homenaje, copio las primeras líneas del cuento que da título al libro:

Lo primero que hicieron cuando llegué al Borstal fue decirme que sería corredor de cross. Supongo que fue porque pensaron que tenía la constitución física adecuada, era alto y flaco para mi edad (y lo sigo siendo), pero para ser sincero a mí no me molestó mucho de todos modos porque en mi familia siempre ha sido muy importante correr, especialmente si es para que no te coja la policía. Siempre he sido un buen corredor, rápido y de buena zancada, el único problema es que por más que corriera aquella vez –y aunque esté mal que lo diga yo, lo cierto es que lo hice a toda pastilla– no me libré de que me cogiera la bofia después de aquel golpe de la panadería.

Para Gloria, de William T. Vollmann



Leí hace tiempo las Historias del Mariposa de William T. Vollmann y no me entusiasmó, aunque reconozco que debería intentar su relectura. Me he hecho, por fin, con un ejemplar de Para Gloria (Whores for Gloria, en el original, es decir, Putas para Gloria) tras innumerables búsquedas por la red, y me ha gustado más. En este libro, Vollmann, uno de los autores más prolíficos de nuestro tiempo, si no el que más, trata de reconstruir el recuerdo de una mujer mediante el trato con prostitutas, ya sean mujeres o travestíes. Se acuesta con ellas y también les pide que le cuenten historias. E incluso llega a conseguir algún mechón de pelo (y luego una peluca de pelo natural) para rememorarla, algo que me recordó un poco a Vértigo, esa obra maestra de Hitchcock en la que James Stewart trata de rehacer a una mujer con los rasgos de otra, de resucitar a una muerta modelando a su antojo a una viva. El protagonista es Jimmy, un envejecido veterano de Vietnam que gasta todo su dinero en putas y alcohol. Pero, a mi entender, este personaje es sólo la excusa argumental para lo que le interesaba de verdad a Vollmann: explorar el mundo de la prostitución mediante las entrevistas con todas esas mujeres. De hecho, al final incluye un perfil de la prostituta callejera del distrito Tenderloin de San Francisco, por donde se mueve su protagonista todo el tiempo. Me gustaría señalar el hálito poético de la prosa, que precisamente en este fragmento no aparece, pero que sirve de muestra de la degradación en la que se mueve Jimmy:

¿Sabes de algún sitio seguro? Dijo Jimmy.
Este callejón está muy bien, dijo Peggy. Que sepas que lo único que toco es goma. Sin goma no hago mamadas. Nada de follar sin goma. Me acuerdo de un tipo que me ofreció quinientos dólares por un servicio y le dije lo siento pero eso no cubre mi salud.
Yo sólo te la meteré muy rápido, dijo Jimmy, y después me cuentas historias.
Vale pero primero tienes que darme el dinero. No te preocupes, soy honrada.
Si no lo eres me volaré los sesos, rió Jimmy.
Ah, no hagas eso, dijo Peggy aburrida. Hay demasiada gente delante de ti. Tienes que ponerte a la cola para hacerlo.


[Traducción de Rafael Heredero]

Clase

Clase
es beber gin tonic
gratis

en un hotel de cinco estrellas
gratis

y pensar en ti con traje
con sombrero
paseando nubes con correa
por una calle vagamente encharcada.

Aburrimiento
es beber gin tonic
gratis

en un hotel de cinco estrellas
[sin ti]

y pensar en nubes vagas
gratuitamente encharcadas en la calle
mientras tú paseas
con correa

y no me miras.


Silvia Oviedo,
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger

Cartel y trailer de La ley


En USA reestrenarán La ley, película de Jules Dassin con un reparto impresionante (Gina Lollobrigida, Marcello Mastroianni, Melina Mercouri, Yves Montand...). Trailer: aquí.

El post es el poema



Camino de apertura. El deseo de David González en su introducción era el siguiente: Dentro de esta nueva generación, tienen cabida otras poetas que por distintos motivos, ninguno personal, no he recogido aquí, pero que no quiero dejar de mencionar, puesto que en mi opinión cumplen todos los requisitos para formar parte de lo que yo considero una nueva generación, la primera, repito, insisto, generación de poetas del mundo digital: Carmen Beltrán Falces, Sonia San Román, Eva Vaz, Miriam Reyes, Roxana Popelka, Isabel Pérez Montalbán, Sofía Castañón, Almudena Vidorreta Torres, Mada Alderete, Carmen Camacho, Lucía Boscá, Safrika… Para que conste en acta. Recordemos que una antología no cierra caminos; al contrario: los abre. Ojalá otros continúen esta propuesta en el futuro. Es, pues, camino de apertura.
[Extracto del prólogo de La manera de recogerse el pelo]

EDITA 2010


Del 29 de abril al 1 de mayo.

domingo, abril 25, 2010

Portadas exquisitas


Sueño, escritura, enfermedad

Otro de mis domingos en el hogar digital de Marcus y Casimiro: aquí.

Terrorizer, de David Murders & The Representatives of Evil







ACABAREMOS MAL


Hoy fui a ver una película al cine con mi novia y dos amigos suecos. Era una película sobre la amenaza nuclear. El punto central de la trama era la explosión de una bomba atómica. En las pocas secuencias dedicadas a la explosión y sus efectos, se muestran alternativamente el hongo y el panorama devastado en el radio de la nube, se hace una breve y desapasionada descripción de todo ello en la que aparecen muy pocas personas, no hay detenimiento en los detalles y, demasiado pronto, por desgracia, la historia vuelve a centrarse en las prosaicas aventuras de los supuestos protagonistas.
Yo quisiera haber visto más destrucción, una película entera dedicada a la explosión de la bomba y sus efectos inmediatos, la luz, el hongo, el pánico, el terror, la hora de la verdad en caras totalmente humanas.
Sería mejor lograrlo antes de que sucediera de verdad, y de todos modos, queridas amas de casa, sería mejor lograrlo antes.

Alicia en el País de las Maravillas



Un aviso: quien vaya a ver esta película debe tener muy presente (como yo lo tuve antes de ir al cine y verla en 3-D) que en realidad Tim Burton no adapta con fidelidad los libros de Lewis Carroll, sino que hace una reinterpretación. Como ya hiciera Steven Spielberg con Peter Pan en Hook (presentando a un Peter Pan ya crecido, volviendo al País de Nunca Jamás), Tim Burton arranca con su Alicia cuando ya tiene 19 años y regresa a ese ámbito de animales que hablan, sombrereros locos y orugas que fuman, un mundo del que duda desde el principio: ignora si es sueño o realidad. El director logra levantar un espectáculo asombroso, reviviendo ese universo loco y colorido que ya habíamos imaginado los lectores de Alicia. Con películas como ésta, El Señor de los Anillos o Avatar el espectador es capaz de creer que lo imposible se haga carne en el cine: recordemos la escena en la que vemos a una Alicia de casi 2 metros junto a una Helena Bonham Carter bajita y cabezona y un Crispin Glover casi tan flaco como una carta y alto como un árbol. Destacan, en el reparto, Johnny Depp y, sobre todo, Helena Bonham. Uno disfruta con personajes como la liebre, el perro o la oruga. Sin embargo, al final queda la sensación de que el director no ha ido tan lejos como esperábamos. Sale uno pensando: “No está mal, pero le falta algo”. Le falta la chica que tenía, por ejemplo, Big Fish. Le ocurre, a mi entender, como a Avatar: técnicamente es impecable, pero el subtexto no va más allá de las dudas de una chica agobiada por las indecisiones. Tal vez la respuesta sea ésta: el libro de Carroll parecía destinado a los niños, pero era para los adultos; la película de Burton parecía destinada a los adultos, pero es para los niños. Y yo disfruté del espectáculo visual como un niño.

Próximamente: Los Soprano y la filosofía


Erizo

Algo que sí he aprendiendo escribiendo es a decepcionarme. A decepcionarme con el aire, con las cosas, conmigo mismo. Con los demás. Este oficio, cuando operas a mi nivel ―al nivel del mindundi, del amateur, del dominguero casi― es de los más frustrantes y aburridos del mundo. Hace unas entradas decía que era sagrado, pero lo sagrado también cansa y hay que vacunarse, pasar el sarampión de los fracasos para generar unos saludables anticuerpos del escepticismo. O aprender a hostias. Y yo me he llevado unas cuantas. Me las sigo llevando. Ahora es, ante todo, una cuestión de elegancia. No de gritar «¡hijos de puta!» y buscarte nuevos aquelarres en los que despotricar hasta altas horas de la madrugada con gente que no te perdonará que des un paso ―da igual si delante, o detrás o al lado― que no entre en su guión. Un paso que les diga que no eres suyo. Los celos entre amantes son chungos, pero entre aspirantes a escritores son chungos y surrealistas y te hacen echar de menos la tradición del duelo a espada. O algo así. La cosa es elegancia. Es salir echando leches elegantemente y decirles que en esta no te van a coger vivo. Que va a ser que no. Que NO, y es todo (esto y que en un Día del Libro me apetece echar algo de mierda y púias ya que no puedo echar algunas páginas. Agur.)


Javier Esteban, de su blog El noble arte de hacer enemigos

sábado, abril 24, 2010

Hoy, en Esquivias


Recital DESTROYER

Huellas de ayer









Fui a participar en la presentación de La manera de recogerse el pelo en Fnac (llenazo total, buenas lecturas, buenas palabras de los que estuvieron conmigo en la mesa, buenas proyecciones, muchos amigos entre el público) y volví a casa cargado de libros y revistas. Así da gusto. Lo que me traje es lo que aparece en las imágenes superiores: la Generación Blogger de Bartleby, los relatos reunidos de David González, el nuevo libro de Cristina Morano, dos poemarios de Héctor Castilla, su revista Hache y la caja de 2000mgs, en la que colaboro gracias a Lucas Rodríguez Luis. Un placer, amigos/as.

Cartel y trailer de The Complete Metropolis


Gran película de Fritz Lang. Ahora con 25 minutos más de metraje y la partitura original de Gottfried Huppertz. Espero que se reestrene también en los cines de España. Trailer: aquí.

Hoy, en Madrid


Dentro de una hora, a las 12:00, Cristina Morano presentará su poemario El arte de agarrarse, junto a Elena Medel, en la Librería Arrebato.