sábado, enero 30, 2010

[sin título]

Un hombre pasea por el puerto con los cordones de los zapatos desatados. Fuma en su pipa preferida al tiempo que observa como las olas rompen en las rocas. De repente, descubre un gran pez rojo y verde que ha sido arrojado al suelo. El pez trata de respirar y cuando mira al hombre se echa a llorar. Éste, dándose cuenta de que ya es demasiado tarde para devolverlo al agua, le propone un trato, intercambiar sus vidas. Y de esta forma, el hombre, tras desnudarse, se arroja al mar. Y el pez, que poco a poco se pone en pie, se viste con las ropas del hombre y agradecido continúa su camino.
El tiempo pasa, y para ambos su nueva vida se convierte en algo que odian. Uno no soporta la monotonía del fondo del mar, y por otra parte, el ruido, el humo y el caos de la ciudad desmotivan al otro. Un día, sin saberlo, tras un mes en su nueva vida, ambos deciden suicidarse. El hombre, una mañana, salta del agua para arrojarse a tierra, y el pez, paseando por el puerto, se arroja al mar.

Javier Das, Al otro lado del espejo. Nº 2