miércoles, agosto 26, 2009

Rostros, amores, maldiciones, de Mohamed Chukri


Hoy es un día importante para mí: acabo de conseguir un ejemplar de Tiempo de errores, el libro de Chukri que me faltaba. He revisado mis archivos y compruebo que en este blog le dediqué una reseña a El pan desnudo, pero no a Rostros, amores, maldiciones (aunque escribí sobre el mismo en un artículo). Para celebrar la compra y hasta que lea el libro, os dejo con un fragmento de Rostros…:
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Fati está a cargo de la caja del bar y es la acompañante preferida de los clientes, una astuta embaucadora cuando le conviene. Sabe lo que dice. Me contó que a sus pies se rindieron, en momentos de flaqueza y locura, muchos rufianes y necios, mártires de la nada, pobres y ricos. Ella es la puta, y se lo dicen abiertamente o a sus espaldas. Pero no le importa y se alegra, al ver a esos hijos de mala madre suspirar por ella en silencio, mientras cuentan sus hazañas mediocres y ella finge escuchar con gran interés sus palabras vacuas y absurdas. Los hace sentirse importantes. Es lo que la distingue de las demás chicas del local: su inteligencia, su juego, sus tretas de seducción. Por eso atrae la admiración de los clientes. Los enloquece y enajena. Pero ella también tiene sus momentos bajos y de impotencia, cuando tiene que aceptar su papel de sumisión, sirviendo a esos borrachos. A veces, se la ve con un rictus en los labios, tragando saliva con dificultad, ante la violencia de algún energúmeno que llega con un mal día a cuestas, y se presenta con la futura canallada bailándole en los ojos desorbitados.