viernes, diciembre 26, 2008

Desapariciones

Hacía un par de meses que una película no me dejaba tan satisfecho. La penúltima fue “Quemar después de leer”, la brillante comedia de equívocos de los Coen. Desde entonces he visto unas cuantas obras que no estaban mal, pero no eran redondas o a mí no me lo parecieron porque les faltaba algo. Ese algo es el toque de magia, el toque de los maestros. Y el toque de los maestros lo tiene Clint Eastwood, pues estoy hablando de su última cinta estrenada, “El intercambio” (“Changeling”), pero que en realidad es su penúltimo filme, pues en breve estrena “Gran Torino”. No sé si han visto el trailer de “Changeling”, pero se agradece mucho que no contaran toda la historia, como es costumbre en la publicidad. Véase el larguísimo trailer de “Australia”, donde sus responsables no parecen esconder ni una carta. No sé si Eastwood controla el resultado final de sus trailers, pero no me sorprendería que lo hiciera. Nunca lo cuenta todo. Siempre se guarda un as. Siempre queda una sorpresa, y eso ya no es frecuente: hay trailers que nos sugieren incluso quién es el asesino.
“El intercambio” se anuncia como una historia real en la que el hijo de una mujer desaparece. En la publicidad no queda claro si ella está loca o no, pues al poco tiempo la policía le devuelve a un muchacho al que la madre no reconoce. Con esa premisa incluso pensé que la película podía ser aburrida, como un telefilme de sobremesa bien dirigido. ¿Cómo pude pensarlo? Clint Eastwood siempre hace lo que no nos esperamos. Véase “Million Dollar Baby”. Así, esa historia que comienza a finales de los años 20 y que parecía ser sólo un filme de confusiones o de locura se convierte en un oscuro cuento (atención: tal vez esto sean spoilers, aunque intento no desvelar mucho) que incluye diversos temas: corrupción policial, prácticas salvajes contra los pacientes de los manicomios, indefensión infantil, lucha de las mujeres en una época en la que sus protestas y reivindicaciones eran tomadas a chufla por los hombres, esperanza y desesperación, condenas a muerte, asesinatos e incluso un hombre del saco. Eastwood cuenta con una actriz que no suele convencerme (salvo en “Un corazón invencible”): Angelina Jolie. Y aquí está bien dirigida y convence. Porque el viejo Clint sabe sacar grandes interpretaciones de sus actores. Jolie está, además, rodeada por un reparto de secundarios de altura: John Malkovich, Colm Feore, Michael Kelly o Denis O’Hare, por citar unos cuantos. Y destaca Geoff Pierson, un actor que es el vivo retrato de Ray Milland. “Changeling” conecta, además, al menos en su temática y en su condición de cuento sombrío, con “Mystic River”. Como en ésta, como sucedía también en “Million Dollar Baby” o en “Cartas desde Iwo Jima”, uno termina golpeado. Porque el cine que dirige Eastwood golpea, sacude, te arrincona contra las cuerdas.
En algunas de sus películas hay un afán de circularidad. Que la historia termine tal y como acaba: no en cuanto al argumento, sino en cuanto a la narrativa. Varias de sus películas empiezan y acaban con el mismo plano, o parecido. Ejemplo: “Sin perdón”. En “El intercambio” abre el plano con la ciudad de Los Ángeles en blanco y negro. Y termina igual: en blanco y negro, y con un cine al fondo en cuya cartelera vemos que proyectan el clásico “Sucedió una noche”, un título que guarda relación con la propia película por dos motivos que no voy a citar. Se nota, en un par de ocasiones, el cariño que siente Eastwood hacia el western: el avance de tres personajes con sombreros y guardapolvos por una granja remite directamente a la poesía crepuscular que este clásico suele imprimirle a sus obras sobre pistoleros.