viernes, junio 20, 2008

El Sufrimiento de Circe

Al final, hice que
Tu mujer me conociera como
Un dios haría, en su propia casa, en
Ítaca, una voz
Sin un cuerpo: ella
Paró de tejer, su cabeza se volvió
Primero a la derecha, luego a la izquierda
Aunque era por supuesto imposible
Identificar la procedencia
De ese sonido: dudo
Que vuelva a su telar
Con lo que ella sabe ahora. Cuando
La vuelvas a ver, dile
Que así es como se despide un dios:
Si estoy en su cabeza para siempre
Estoy en tu vida para siempre.


Louise Glück, La diferencia entre Pepsi y Coca Cola