jueves, abril 03, 2008

Una oración por la lluvia. Historias de Afganistán, de Wojciech Jagielski


El reportero polaco Wojciech Jagielski no tiene nada que envidiarle a Ryszard Kapuściński (quien, además, alabó este libro y la labor de Jagielski). Una oración por la lluvia es el resultado de sus viajes a Afganistán entre 1992 y 2001: una crónica apasionante e imprescindible para conocer el laberinto de situaciones y tribus y gobiernos de aquel país. Jagielski se entrevistó con líderes, guerreros, políticos, campesinos, peluqueros... Y lo que nos ofrece no tiene desperdicio, pues estas crónicas se devoran: la invasión soviética, los muyahidines, los tayikos, las guerras fraticidas, los talibanes, las cuevas y refugios de las montañas, las continuas prohibiciones y mandatos, la búsqueda de la libertad de los afganos. Por el libro desfilan figuras históricas de las que los medios siempre nos han ofrecido información sesgada: el legendario Masud, el saudí Osama bin Laden, Omar el tuerto, el heredero Sayed Jafar (cuya consigna era: "Mi religión es sexo, drogas y rock and roll"), etc. Vamos con un fragmento:
Las puertas del palacio presidencial, el palacio Argh, que se levanta en mitad de un parque centenario, todos los puestos de guardia, y en realidad media ciudad, quedaron cubiertos de cintas marrones procedentes de casetes de audio y vídeo. Estas guirnaldas de celuloide que susurraban al viento, así como los televisores colgados con cuerdas de los árboles y las farolas, como si se tratara de criminales atrapados in fraganti, habrían de convertirse en el símbolo de la nueva época. La "ejecución" de los televisores, el silencio absoluto que se apoderó de la ciudad tras anunciarse la prohibición de escuchar la música que los talibanes consideraban pecaminosa, la obligatoriedad de ir a rezar a las mezquitas, y la marginación social de las mujeres, tratadas a veces de un modo que iba más allá de la marginación, fueron el precio que los habitantes de Kabul estuvieron dispuestos a pagar a cambio de lo que, en su opinión, habían conseguido: la paz y una vida tranquila.