martes, febrero 26, 2008

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A veces, cuando me siento muy cansado, me gustaría ser uno de esos anónimos que predominan en los blogs. Ya sabes, tipos nada creativos y probablemente fracasados, que insultan a los demás mientras les engorda el culo en horario de oficina. Con poco de lo que preocuparse, excepto permanecer alerta para que no les pille el jefe y vomitar su ira en los foros. Pero no puedo. No puedo permitírmelo. Tengo que seguir al pie del cañón. Tengo que seguir dando la cara. Y no siempre resulta fácil.