jueves, mayo 31, 2007

Sin contar, de W. G. Sebald y Jan Peter Tripp

Numerosos aspectos convierten a este título, editado con mimo por Nórdica Libros, en un objeto de lujo: la portada (que podría figurar en mi sección "Portadas exquisitas" si no fuese porque sólo alberga libros en otros idiomas), los vistazos mínimos de Sebald (¿quizá haikus?), los grabados de Peter Tripp, la disposición de unos y otros en la página, el poema de apertura de Hangs Magnus Enzensberger, el epílogo de Andrea Köhler, la traducción de María Teresa Ruiz Camacho y Katja Wirth y el diseño de Diego Moreno. Un objeto de coleccionista.
Es un libro, sobre todo, para mirar. Mirar hacia las miradas que retrata el pintor, que pueden ser sabias (William Burroughs), humildes (Morris, un perro), cansadas (Jorge Luis Borges) o rompedoras (Samuel Beckett). Puede leerse (y mirarse) como yo lo he hecho: alternando, primero y en el orden lógico, los 33 grabados con los 33 vistazos; segundo, leyendo los poemas de un tirón; tercero, dedicándose sólo a bucear en esas miradas de pintores, literatos, filósofos. En cada repaso uno advierte detalles que se le habían pasado por alto.
Los lectores de Sebald lo agradecerán mucho. Yo he leído algunos libros de Sebald, estupendos, profundos, inteligentes. Me gusta contar cómo ocurrió: corría diciembre y pedí los tres libros que había editado Debate en una de mis librerías de cabecera. Dos o tres días antes de recibirlos, Sebald murió en un accidente de coche. Quiere decirse que fui a encargar las obras de un autor vivo y recibí las obras de un autor muerto. Buscaba a un tipo desconocido y, cuando ya pude leerlo, su muerte le había granjeado celebridad. Incluso escribí un artículo para el periódico sobre aquel azar.
Sebald y Tripp quisieron colaborar juntos. Sebald enviaba sus vistazos poéticos y Tripp dibujaba. La pretensión del proyecto "era que texto e imagen no se explicaran ni se ilustraran el uno al otro, sino que entablaran un diálogo en el que cada uno tuviera su propia resonancia". Termino con un par de recomendaciones y dos de esos vistazos de Sebald. En cuanto a las primeras, lean este artículo de Vila-Matas colgado en un blog y entren en la web de Nórdica, donde les esperan las primeras páginas del libro en pdf y un vídeo que muestra la imagen y la palabra de Sebald y Tripp.



El papel de escribir
huele
como la viruta
en el ataúd

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Sin contar
queda la historia
de las caras
vueltas hacia otro lado