martes, febrero 07, 2006

Recomendación: Desayuno en Tiffany's, de Truman Capote



Para mitigar la espera del estreno de la película sobre ese maestro de la sutileza llamado Truman Capote, leo una de sus novelas míticas, Desayuno en Tiffany's.

He tardado en leerla porque la adaptación de Blake Edwards con Audrey Hepburn y George Peppard se cuenta entre mis películas favoritas, y uno suele tener miedo de que le cambien sus iconos. ¿Qué se puede decir del libro? Sólo que es una pequeña joya. A través de unas cien páginas asistimos atónitos a la construcción de ese personaje inolvidable, Holly Golightly, una joven muy chic que vuelve locos a los hombres. El final de la novela contiene los mismos elementos que el clímax del filme (calles llenas de lluvia, un gato sin nombre, una mujer que huye: uno de los finales más románticos de la historia del cine, qué duda cabe), pero uno y otro se apartan en sus conclusiones.

Los diálogos son una delicia. Las frases de Holly, que aparecen en ambas obras, son para enmarcarlas. De muestra, un par de ejemplos: "Necesitarás unos cuatro segundos para ir de aquí a la puerta. Te concedo dos" y "Para leer esta clase de cartas hay que llevar los labios pintados".