martes, diciembre 13, 2005

Recomendación: Sin heroísmos, por favor, de Raymond Carver



Para los lectores fanáticos del maestro Raymond Carver (como uno mismo) la traducción al castellano de este libro de publicación póstuma, No heroics, please, supone una delicia, un paseo por la versatilidad de un autor que supo hacer de una prosa sutil la mejor de sus armas. Una ocasión para reencontrarse con los textos que no conocíamos en nuestro país.

Está estructurado en varias partes. Lo precede un prólogo de su viuda, Tess Gallagher, en el que explica las razones de Sin heroísmos, por favor, un compendio de trabajos carverianos de varias épocas. Pero vayamos a esas partes:

-Primeros relatos: Cinco cuentos de juventud, que no se incluyeron en los libros publicados por el autor en vida, pero sí en revistas. En ellos se palpa desde la influencia de Hemingway hasta la de Faulkner. En un relato como El pelo advertimos el germen de lo que más tarde será su narrativa, su estilo. Destaca el titulado Tiempos revueltos.

-Fragmento de una novela: Apenas son unas cuantas páginas, de un manuscrito que llamó El cuaderno de Augustine. Carver nunca escribió una novela entera, pero este fragmento puede leerse como un cuento.

-Poemas: En la escritura de poemas es donde Carver confesó sentirse más cómodo. En un ensayo de los capítulos siguientes cuenta que es capaz de recordar cómo, cuándo y por qué escribió ciertos versos.

-Contextos: Son varias notas y epílogos en los que analiza los pormenores de algunos de sus relatos y poemas, e incluso de un guión sobre Dostoievski que nunca se llevó a la pantalla. Aquí es donde el libro comienza a tomar verdadero cuerpo, donde la prosa nos remite al Carver de siempre. Donde nos desvela los nombres de los escritores que le inspiraron (Chéjov, siempre Chéjov a la cabeza de ellos), algunas de sus técnicas literarias, de sus sentimientos.

-Introducciones: En ellas habla de antologías de cuentos que ha preparado, en los que tuvo que elegir los mejores cuentos norteamericanos de determinados años. En estas páginas el lector se da cuenta de que le da igual lo que Carver le relate: en cualquier terreno es eficaz, sutil y entretenido.

-Crítica literaria: En su faceta como crítico desmonta las novelas y cuentos de otros autores. Demuestra su dominio de lo que llaman "la carpintería de la narrativa".

-Ensayos: Sólo se incluyen dos. Y uno de ellos llega a estremecernos. Se trata del titulado Amistad, donde analiza su compadreo con Tobbias Wolff y Richard Ford, a partir de una foto que les hicieron a los tres juntos. Dice Carver: "El azar hará que dos de los tres amigos de la foto se queden mirando fijamente los restos mortales -restos- del otro cuando llegue el momento". Quizá el escritor ya sabía lo que iba a ocurrirle, pues muy poco después murió de cáncer.